Con el final de 2025 llega el momento de hacer balance. Y si hay un sector que puede mirar atrás con la sensación de haber dado la batalla —y estar a punto de ganarla— es, sin duda, el sector del taxi en Barcelona y en el conjunto de Catalunya.
Ha sido un año intenso, de presión constante, de negociaciones duras y de una estrategia clara: defender el taxi como servicio público esencial frente a un modelo de movilidad desregulado que amenaza derechos laborales, seguridad jurídica y equilibrio urbano.
El papel de Élite Taxi y la figura de Tito Álvarez
Sería imposible analizar 2025 sin destacar el papel central de Élite Taxi y, especialmente, de su portavoz Tito Álvarez. Su estrategia ha sido clara: presión sostenida sobre los responsables políticos, presencia constante en el debate público y una interlocución directa con las instituciones.
Lejos de la confrontación estéril, se ha apostado por una combinación de movilización en la calle y negociación en los despachos. Y los resultados están ahí. Tanto el president de la Generalitat como el alcalde de Barcelona han mostrado, de forma reiterada, su predisposición a apoyar al taxi como pilar del transporte público y como sector que cumple con la legalidad.
Ese respaldo político no ha sido gratuito: ha sido fruto de un trabajo constante, incómodo para muchos, pero imprescindible.
Las asociaciones que sí estuvieron… y las que no
En esta lucha no ha estado solo Élite Taxi. Asociaciones como Friends Taxi o la Associació Nova Generació de Taxistes (ANGET) han apoyado activamente las movilizaciones y el discurso de defensa del sector, demostrando que, cuando el taxi se une, es una fuerza imparable.
Sin embargo, también ha quedado en evidencia la posición de otras organizaciones:
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El Sindicat del Taxi de Catalunya (STAC) ha optado por un perfil bajo, centrado casi exclusivamente en su gestoría y su aplicación, alejándose del conflicto real que amenaza al sector.
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Agrupació Taxi Companys, prácticamente extinguida por la falta de socios, ha pasado sin pena ni gloria por un año clave.
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PAKTAXI, por su parte, ha demostrado tener más intereses alineados con plataformas como Uber o Free Now que con la defensa firme del taxi tradicional, una postura difícil de justificar en un momento tan crítico.
La historia suele ser implacable: recuerda quién estuvo cuando hacía falta y quién miró hacia otro lado.
La nueva Ley del Taxi: un punto de inflexión histórico
Uno de los grandes hitos de este 2025 ha sido la nueva Ley del Taxi, promovida desde el sector y liderada políticamente tras las negociaciones impulsadas por Tito Álvarez. Una ley que ha conseguido algo poco habitual: el apoyo de todos los grupos políticos, con la única excepción de la ultraderecha de Vox.
Si, como todo apunta, la ley se aprueba en enero de 2026, supondrá un antes y un después en la movilidad en Catalunya. Esta normativa dejará fuera del mercado a la mayoría de las VTC, muchas de las cuales operan actualmente en Barcelona de forma claramente ilegal, amparadas en la pasividad administrativa y en un modelo pensado para el beneficio privado, no para el interés general.
No se trata de eliminar competencia, sino de poner orden, de exigir las mismas reglas a todos y de proteger un servicio público que ha demostrado ser eficiente, regulado y socialmente necesario.
Mirando a 2026 con orgullo y esperanza
El taxi ha resistido, ha luchado y ha sabido organizarse. 2025 quedará como el año en que el sector decidió no retroceder más. La batalla no ha sido fácil, pero está a punto de ganarse.
Por eso, desde Todo Taxi, solo nos queda desear un próspero 2026 a taxistas, familiares, representantes sindicales, políticos, proveedores, y al conjunto total del sector, que han demostrado una vez más que la dignidad profesional y la defensa del servicio público siguen siendo valores irrenunciables.
El taxi no se rinde. Y cuando se organiza, cambia las reglas del juego.


















