Dopamina y juego: cómo la liberación de dopamina al jugar crea adicción

Investigaciones recientes muestran cómo los niveles elevados de dopamina durante el juego de azar pueden conducir a la adicción al reforzar conductas de búsqueda de emociones.

Dopamina y juego: cómo la liberación de dopamina al jugar crea adicción

El aumento de dopamina durante el juego contribuye a la adicción

La dopamina es un neurotransmisor que se libera en el cerebro y que está asociado con la motivación y la recompensa. Varios estudios han demostrado que los juegos de azar, como las tragamonedas y los juegos de casino, pueden provocar un aumento de los niveles de dopamina, lo que a su vez puede provocar adicción.

Mecanismos detrás de la liberación de dopamina

La dopamina se libera en áreas específicas del cerebro, especialmente en una región llamada núcleo accumbens que forma parte del sistema de recompensa del cerebro. Cuando ocurre algo excitante o satisfactorio, como ganar dinero, las neuronas dopaminérgicas liberan dopamina en esta región.

Esto causa una sensación de euforia y felicidad intensa. También refuerza la asociación entre el comportamiento (jugar a las tragamonedas en Yaass Casino ES) y la recompensa (ganar dinero), aumentando así las probabilidades de que la persona repita ese comportamiento.

Año Estudio Hallazgos
2008 Estudio de la Universidad de Cambridge Los jugadores que ganaban dinero mostraban una mayor liberación de dopamina que los que perdían
2015 Estudio de la Facultad de Medicina Albert Einstein Jugar a videojuegos activaba el sistema de recompensa del cerebro y la liberación de dopamina
2021 Estudio de la Universidad de Utah Los niveles altos de dopamina durante los juegos de azar precedían a apuestas arriesgadas y problemas de adicción

Con el tiempo, la liberación continua de dopamina modifica el funcionamiento normal de este circuito de recompensa del cerebro. Las personas se vuelven menos sensibles a la dopamina y necesitan estímulos más intensos (por ejemplo, apuestas más grandes) para alcanzar el mismo nivel de excitación que antes.

Esto perpetúa un ciclo peligroso y es un componente clave de la adicción al juego. Incluso cuando la persona sufre graves consecuencias negativas, la urgencia de jugar persiste debido a estos cambios cerebrales.

Tratamientos que regulan la dopamina

Dado el papel central de la dopamina en la adicción al juego, los tratamientos a menudo intentan regular los niveles de este neurotransmisor.

Algunos medicamentos recetados para tratar la adicción al juego, como el bupropion, actúan inhibiendo la recaptación de dopamina. Esto ayuda a estabilizar los sistemas de dopamina disfuncionales.

La terapia cognitivo-conductual también puede ayudar a las personas a hacer cambios positivos reduciendo los comportamientos de búsqueda de dopamina asociados con la adicción. Actividades saludables como el ejercicio físico también liberan dopamina de forma natural.

Con un enfoque multidisciplinario, la regulación de la dopamina junto con cambios en el comportamiento y el estilo de vida brindan la mejor oportunidad para que las personas superen la adicción al juego a largo plazo.

A medida que continúan las investigaciones, se espera obtener una mejor comprensión de este vínculo entre la dopamina y la conducta adictiva. Los avances científicos de esta década seguramente conducirán a tratamientos aún más efectivos en los próximos años.

Riesgos para grupos vulnerables

Ciertos grupos demográficos parecen tener un mayor riesgo de desarrollar adicción al juego debido a diferencias en sus sistemas de dopamina.

Los adolescentes y adultos jóvenes muestran más sensibilidad a la excitación y la recompensa durante la liberación de dopamina. En los estudios con imágenes cerebrales se ha visto una activación más intensa del sistema de recompensa del cerebro en este grupo etario.

Esto los hace más propensos a buscar emociones y correr riesgos, no solo en los juegos de azar sino también en otras conductas potencialmente adictivas. Es vital crear conciencia en los jóvenes sobre estos riesgos antes de que desarrollen hábitos de juego problemáticos.

Otro segmento vulnerable son las personas con trastornos de salud mental preexistentes, como depresión, ansiedad o trastorno bipolar. La investigación indica que tienen niveles basales más bajos de dopamina, por lo que necesitan más estímulos intensos para alcanzar la recompensa cerebral.

Por ello, encontrar tratamientos efectivos para estos trastornos subyacentes es crucial para prevenir también los problemas de adicción al juego en estas poblaciones. Se necesitan más estudios sobre los vínculos neurobiológicos en estos grupos de alto riesgo.