La competencia desleal amenaza el taxi de Deza y Tabeirós-Montes

Denuncian que hay particulares que se anuncian en redes sociales o en páginas web

La competencia desleal amenaza el taxi de Deza y Tabeirós-Montes

La competencia desleal amenaza el taxi de Deza y Tabeirós-Montes

El sector del taxi de las comarcas de Deza y Tabeirós-Montes no se ve amenazado por los VTC.

En Deza y Tabeirós-Montes la competencia desleal es, según algunos profesionales consultados, su principal amenaza, que condiciona la subsistencia de un gremio que ya no pasa por su mejor momento.

“Hay días de la semana que nos vamos para casa, después de estar operativos las 24 horas, con 20 euros”, proclaman. Los fines de semana aumenta la actividad, pero en una jornada más o menos favorable la recaudación no superará los 100 euros.

Taxistas consultados en Lalín entienden que debería haber una mayor unidad entre ellos y “cada uno, como en la ley de la selva, va por libre y se busca la vida”.

La competencia desleal, indican, llega por parte de excompañeros jubilados que siguen trabajando de manera ilegal o particulares que se anuncian en redes sociales o en páginas web que prestan este servicio sin ningún tipo de autorización.

En la capital dezana hay al menos un caso que fue denunciado ante la Xunta.

Quizá estos sean algunos motivos para entender el descenso de licencias en las comarcas en los últimos cinco años.

Según los propios registros de la administración autonómica en los nueve municipios de la zona hay 94 taxistas, once menos que en 2013.

Pero además es que existe una curiosa diferencia de recursos en este servicio público en municipios semejantes. Por ejemplo, en Lalín trabajan 25 taxistas -dos menos de los que había hace cinco años-, mientras que en a Estrada son 14 y llegó a haber 16.

Silleda mantiene 15 licencias, una menos que las que disponen los vecinos de Vila de Cruces. Rodeiro y Agolada se reparten seis y cuatro respectivamente.

En esta última localidad llegaron a trabajar seis profesionales del taxi en 2016. En Dozón solo hay un vehículo de este tipo de transporte público. En Forcarei trabajaban en el año 2013 hasta una docenas de conductores profesionales y el último censo público, de 2018, indica que son siete.

Tras la fusión, en Cerdedo-Cotobade son seis, aunque hace ahora tres años había cuatro en el término municipal cercedense y otros seis en el de Cotobade.

“Si vienen aquí Uber o Cabify funden, porque no hay volumen de negocio suficiente; ese no es nuestro problema, sino la competencia desleal”, relata uno de los profesionales.

Salvo casos muy puntuales, el sector asegura que se cumple con la exigente normativa, pero apuntan a casos en los que no existe una unificación de precios y, en consecuencia, lo que marca el taxímetro en un vehículo es distinto a otros en una misma carrera.