Lyft compra FREE NOW y profundiza la amenaza al taxi como servicio público
SAN FRANCISCO. 16 Abr. (Noticias del Taxi) – Lyft, Inc., la plataforma estadounidense de transporte bajo demanda, ha anunciado la compra de FREENOW, la app europea de multimovilidad con fuerte presencia en el sector del taxi, por 175 millones de euros.
Esta operación, presentada como una simple expansión internacional, representa en realidad un nuevo paso en la colonización del transporte urbano europeo por parte de corporaciones tecnológicas con modelos que chocan frontalmente con el interés público.
De plataforma pro-taxi a caballo de Troya de la uberización
FREENOW, originalmente concebida como una solución digital al servicio de los taxistas profesionales, ha dado un giro peligroso. Lo que comenzó como una herramienta de modernización del sector, ha evolucionado en los últimos años hacia una plataforma híbrida, abierta a VTCs, servicios de lujo y otros modelos menos regulados.
Ahora, bajo el paraguas de Lyft, es probable que se acelere esta transformación, desdibujando los límites entre el taxi tradicional y las lógicas extractivas de empresas como Uber, Bolt o Cabify.
Lejos de defender al sector que la hizo crecer, FREENOW ha optado por venderse al mejor postor, abandonando su rol de socio y convirtiéndose en vehículo de penetración de una lógica empresarial que ya ha demostrado sus efectos nocivos en otras partes del mundo: precarización, evasión fiscal, pérdida de soberanía regulatoria y destrucción de empleo digno.
Un ataque frontal al modelo europeo de movilidad
El aterrizaje de Lyft en Europa, a través de esta compra, no puede leerse de forma aislada. Es parte de una ofensiva global liderada por gigantes tecnológicos como Uber, Bolt, Cabify y ahora Lyft, que comparten un mismo objetivo: desmantelar el modelo de movilidad urbana basado en servicio público, normas claras y condiciones laborales dignas.
Este modelo, profundamente arraigado en muchas ciudades europeas, protege al ciudadano, garantiza el acceso a transporte seguro, y otorga al taxista profesional derechos y estabilidad. Pero para estas plataformas, ese modelo es un obstáculo. Necesitan flexibilizar, desregular y precarizar para aumentar márgenes, incluso si eso significa convertir a los conductores en falsos autónomos y vaciar de contenido las normativas locales.
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Bajo el barniz tecnológico, una estrategia de extracción
Lyft no llega a Europa para “mejorar la experiencia del usuario” o “ofrecer más opciones”. Llega para conquistar mercado, capturar datos y extraer valor, como ya lo han hecho otras plataformas en América del Norte y Latinoamérica. La tecnología, en este caso, es solo una excusa: el verdadero objetivo es controlar los canales de acceso al transporte urbano y maximizar la rentabilidad para sus accionistas.
Uber y Cabify ya han demostrado lo que esto significa: precios volátiles, algoritmos opacos, abuso de posición dominante, falta de transparencia fiscal y una competencia desleal que ha arrasado con miles de licencias y puestos de trabajo en el taxi.
FREENOW, al aliarse con Lyft, se suma abiertamente a este modelo, convirtiéndose en una herramienta más al servicio del capital de Silicon Valley.
Los taxistas, otra vez traicionados
Mientras FREENOW presume de “alianza con el sector del taxi”, la realidad es que lo utiliza como escudo de legitimidad para facilitar la entrada de un modelo radicalmente opuesto. Esta adquisición no es una “colaboración”, es una absorción.
El taxi europeo no necesita plataformas que lo fagociten, sino políticas públicas que lo defiendan frente a los abusos del capital transnacional. Esta operación pone en riesgo la independencia de los taxistas, su capacidad de fijar tarifas justas, y la relación de confianza que han construido con sus comunidades.
Europa debe reaccionar
Las instituciones europeas y los gobiernos locales no pueden seguir mirando hacia otro lado. Esta operación debe despertar alarmas en Bruselas, en los parlamentos y en los ayuntamientos. No se trata solo de una adquisición empresarial, sino de un movimiento estratégico que afecta directamente a la movilidad, al empleo y al derecho de los ciudadanos a un transporte público regulado y accesible.
Permitir que Lyft, Uber, Cabify o Bolt sigan avanzando sin control es renunciar a la soberanía urbana. Es entregar las llaves del transporte a empresas cuyo único compromiso es con el beneficio económico.
Lo que se viene: más concentración, menos derechos
La compra de FREENOW por parte de Lyft abre la puerta a una mayor concentración del mercado, donde unas pocas plataformas decidirán las reglas del juego, sin rendir cuentas a nadie, fijando precios, condiciones y rutas a su conveniencia.
Los usuarios perderán diversidad y opciones, los conductores perderán autonomía y estabilidad, y el sector del taxi seguirá siendo desplazado en nombre de una innovación que, en el fondo, no es más que desregulación maquillada de modernidad.