Suiza ya no necesita a Uber
Las autoridades de Ginebra le dijeron a Uber que estaba prohibido en el cantón.
Esta prohibición no es una sorpresa. Es la culminación de una evolución que dice mucho sobre la política de Ginebra, la compañía californiana y nuestra sociedad misma.
Durante su época de esplendor, queremos hablar sobre un momento en que un caso que lleva su nombre aún no había llegado a redistribuir las tarjetas, el consejero de Estado Pierre Maudet había llevado a cabo una reforma proactiva de la ley sobre Taxis de Ginebra.
Debe recordarse que ninguno de los jueces que lo habían intentado tenía la voluntad de transformar el sector económico hasta el final, una fuente de problemas espinosos.
El nuevo texto ciertamente no fue perfecto. Sin embargo, adaptó la ley a la evolución tecnológica que la hizo obsoleta. Ahora, como Mauro Poggia está a cargo de este archivo, el cambio es total.
El consejero de estado MCG parece decidido a no dar espacio a Uber y sus clones.
Maudet 4.0 dio paso a Poggia 1.0.
Esta partida, si se confirma después del procedimiento de apelación que ya ha anunciado Uber, ¿realmente perjudicaría a los usuarios?
La llegada de la compañía californiana, en 2015, ya ha trastornado el mercado de taxis en Ginebra.
En aquel momento no todos los taxistas eran correctos, incluso groseros para algunos, y sin importarles dañar la reputación de la región para proteger sus intereses. Eso ha cambiado, no solo en Ginebra, sino en todo el mundo.
Por eso, en cierto sentido, Ginebra ya no necesita a Uber.
El negocio de San Francisco ha crecido mucho. Uber fue creado bajo el supuesto de que un gran número de habitantes de la ciudad en todo el mundo podían usarlo. Era el seguro para lidiar con todos los inconvenientes.
Rompedor de tradiciones, fácil de usar, la aplicación encarnaba la frescura de principios de 2010.
Una década y varios miles de millones de dólares recaudados más tarde, personifica el lado oscuro de varios gigantes de la tecnología.
Los márgenes de los conductores han disminuido constantemente, internamente se ha desarrollado una cultura corporativa tóxica, y los problemas legales han aumentado.
Uber ha sido echada de muchos territorios, desterrada por corrupta. Le han escupido a la cara por esclavizar a sus empleados. Demandada en varios países.
Ahora a Uber solamente le dan cariño los fondos de inversión que lloran por su dinero.
Uber no ha escapado de la desconfianza de que los gigantes de la tecnología han crecido entre los usuarios, a través de la codicia.
Europa, América, África, Asia e incluso algún país de Oceanía; han salido a la calle para luchar contra el desgarrador económico y contra los políticos que se llenan los bolsillos cerrando los ojos ante la injerencia en la sociedad.