Los Mossos d’Esquadra buscan a un agresor de mujeres taxistas en Barcelona: las ata con bridas al volante
Bridas, taxi, mujer y misma zona de la ciudad de Barcelona. Es el modus operandi de un atracador que ataca a sus víctimas con un cuchillo grande y las ata con bridas al volante dejando así su firma personal. Los Mossos d’Esquadra están buscando a este hombre que ha atracado a punta de navaja -en un intervalo de cinco meses- a dos mujeres taxistas en Barcelona. A la primera, le cortó las dos muñecas. Los investigadores creen que las dos agresiones, una el 4 de abril y otra el pasado 15 de septiembre, son obra de la misma persona.
El primer ataque, el 4 de abril, se produce en la calle Dolors Monserdà, en el barrio de Sarrià. El agresor cogió un taxi en Josep Tarradellas con la calle Comte Borrell. Dentro, conducía una mujer.
El agresor actuó las dos veces a las 6 de la madrugada. Una vez en destino, el cliente sacó un cuchillo «de grandes dimensiones», según consta en el atestado policial, y se lo puso en el cuello a la víctima. El atacante le pidió que se pusiera unas bridas, la mujer accedió y quedó atada al volante.
Posteriormente, el agresor le robó una mochila con sus pertenencias, llaves y el móvil. Y antes de bajar del coche le hizo dos cortes en las muñecas. «Podría haberse desangrado», cuentan fuentes conocedoras del caso.
Según el relato de la víctima, el agresor bajó del coche y salió corriendo. En ese momento, un hombre pasaba por allí y vio el terrible escenario: la mujer estaba maniatada desangrándose y el agresor había huido. Salió en su busca pero este desapareció entre las calles aunque antes tiró al suelo la mochila de la víctima. Este testigo consiguió ayudar a la mujer y llamar al 112. La taxista describió al agresor como un hombre de «origen sudamericano, de entre 55-60 años, pelo canoso, con gorra y abrigo».
Segunda agresión
El 15 de septiembre, sobre las seis de la madrugada amanecía en Barcelona y un hombre «con gorra y ropa clara», según consta en la declaración de la segunda víctima, cogió un taxi en Josep Tarradellas con la calle Borrell. En su interior, conducía de nuevo una mujer. El atacante le indicó que la llevara a la calle Iradier -también en la zona alta de la ciudad y en la misma calle donde hay una comisaría de los Mossos- pero una vez allí cambió de opinión y pidió que lo dejara en la calle Pomaret, en el barrio de Sarrià.
Una vez allí, el agresor sacó un cuchillo, lo puso en la espalda de la mujer y le pidió que se atara con las bridas. La víctima logró atarse sin que le apretaran demasiado pese a quedar inmovilizada al volante. El agresor se llevó su bolsa de mano aunque dejó su móvil y pertenencias personales a petición de la víctima.
Un dato revelador es que el hombre llevaba guantes y antes de bajar del taxi limpió la superficie, según relató la víctima a los Mossos. Después, huyó a pie por la calle Pomaret. La taxista consiguió desatarse y llamar a emergencias. El hecho de que limpiara las huellas hace pensar que «sabe lo que hace, que no quiere ser arrestado, que es plenamente consciente y por tanto repetirá», indica Patricia Alcaraz, doctora médico-forense. Sostiene que no se trata de un ataque por una «repentina necesidad económica, en los que se cometen muchos errores, sino que este individuo sabe cómo no ser identificado».
Víctimas vulnerables
Esta agresión se ha producido a escasos 100 metros de la primera. Los investigadores creen que el agresor podría conocer la zona dado que elige un lugar tranquilo, con pocos transeúntes y alejada de comercios para llevar a sus víctimas. Apunta Patricia Alcaraz que su seña de identidad son las bridas: «Su sello es atar a la víctima al volante con bridas, un modus operandi que ya le define», asegura. Según Alcaraz, este atracador «busca a mujeres al creer que son más frágiles y vulnerables. Lo que busca es garantía de éxito».
Desde la Asociación Elite Taxi, le dan la razón: «Cualquier chorizo se ve más capaz con una mujer». Su presidente, Olivier Contel, reclama más medidas de seguridad como las cámaras en los taxis, que son elementos que permitirían identificar al agresor tanto de hombres como de mujeres.
La Unidad de Investigación de Sarrià de la policía catalana lleva la investigación y trata de averiguar si podría haber más agresiones en otros distritos de la ciudad mientras visionan las cámaras de seguridad de la zona y tratan de encontrar al agresor de estos hechos.
Un hombre que «hasta la fecha tiene una firma personal y un modus operandi definido», recuerda la forense. Un individuo «con una planificación precisa, meticuloso en sus actos que le definen como un posible atracador en serie si repite sus acciones».