La ley del Baena el 7 y 8 en Bruselas

El alcalde de la capital belga sabía que sólo Baena y sus hombres podrían mantener el orden durante las concentraciones del taxi del día 7 y 8

La ley del Baena el 7 y 8 en Bruselas

La ley del Baena el 7 y 8 en Bruselas

“A ver, chulapo madrileño, deja los revólveres, nadie entrará en Bruselas armado”.

Los muchachos de Plataforma Caracol iban dejando los Colts y las escopetas de repetición. La mirada retadora de El Peseto la respondió el shérif Baena con una patada en el abdomen y su detención. ”Estarás en chirona mientras duren las movilizaciones, no quiero a ningún caracol cerca de la Sede de la UE”.

Ayudó a los dos cabestros a sujetarle las manos en la espalda con las rudas esposas. Lo pateó para que cayera graciosamente sobre la carroza que lo condujo al maloliente calabozo. Jaume Sau y Cristian NG impedían cualquier reacción desde la terraza de la cantina. Desde lo alto hicieron volar dos sombreros como advertencia. Con su detención esperaron media hora la llegada de Albert Álvarez y sus Élites.

“Vaya, Baena, no tienen nadie mejor para poner orden en Europa”.

“Las armas Tito, no me obligues”.

Mientras iban cayendo al suelo las cartucheras Baena propinó un puñetazo que lo hizo recorrer 6 metros. ”Esto será mi advertencia”. A continuación lo ató con una cuerda al trasero de un caballo adiestrado hasta la puerta del calabozo. Los demás fueron invitados a dejar Bruselas.

La noche fue tranquila. Baena dormía abrazado a Dolores, la bella mexicana de 21 años, mientras a 200 metros, los hombres de Caracol volaban la fachada trasera de la cárcel. Salieron 4 presos y Tito fue uno de ellos. También El Peseto subió a uno de los caballos. El plan fue perfectamente ejecutado. Baena oyó la explosión y ya intuyó algo. Ayudó con los barreños de agua. Se le había jodido el plan.

Mientras El Peseto lo celebraba con sus hombres con whisky barato, Albert Álvarez levantaba la acampada de las tropas revolucionarias de Élite. Sabia que los hombres de Uber llegarían también a Bruselas y no con buenas intenciones.

El alcalde de la capital belga sabía que sólo Baena y sus hombres podrían mantener el orden durante las concentraciones del taxi del día 7 y 8 de septiembre y que los Uber aparecerían, aunque nadie sabía cómo.

La mayoría de países eran ajenos a esa incertidumbre. Hasta los taxistas de Londres, Praga y Budapest grababan esos vídeos guarros que exhibían con impunidad en internet.

La primera avanzadilla de Uber fue en la cantina. Unos tipos vestidos con traje y corbata empezaron a reírse de un taxista portugués al que acusaban de parecer un rastafari: ”Baila, mientras me tiro a tu madre…” Antes de acabar la frase tenía de cara la estrella de sheriff del Baena. El representante de la ley agarró al sujeto y lo hizo volar hasta romper buena parte del piano que dejó ya de sonar. El tipo estaba mareado más por la impresión que por el fuerte golpe. Lo metió en su caballo. Así le mandó a Uber el primer mensaje de autoridad.

Lejos de amilanarse, los esbirros de McKleing lanzaron el segundo acto de provocación. Fueron dos diligencias junto a dos coches mortuorios. Plantados en el corazón de la multitudinaria manifestación. Además añadieron a 6.000 soldados confederales para introducir a los trabajadores mandados de Bolt, Cabify, Uber y a los disfrazados de Free Now que pasaron la frontera montañosa belga por la noche evitando los férreos controles policiales. A Baena no le llegaron por sorpresa, ya tuvo enfrentamientos en el pasado con individuos de su asociación.

Mientras los taxistas se tenían que apartar sorprendidos por la invasora actividad de los dos coches fúnebres y las dos diligencias empezaban a recibir las embestidas de los caballos y las espadas confederadas. Baena utilizando el WhatsApp se pone en contacto con las bandas del Peseto y de Albert Álvarez. Habrá verbena de Sant Joan.

McKkeing se planta debajo del monumento al Átomo. Con un altavoz advierte a los taxistas: ”Este bello monumento simbólico de los avances científicos nos recuerda que ya estáis caducados. La ciudad es nuestra. La concentración ha acabado. ”Se oyen gritos que son acallados con las metralletas Remington Stingler que surgen de los dos coches mortuorios de Cabify. Los jinetes confederados se abalanzan con malas pulgas y despliegan sus látigos atizando a los taxistas quejicas. Rellenan con pólvora sus pistolas. La primera formación hace una descarga de advertencia que revienta 4 Tesla de Eco Taxi.

El Peseto sacrifica mientras tanto a su caballo con su nueva pistola eléctrica. De este modo el animal no sufre y evita la contaminación. Los más de 400 hombres de Plataforma Caracol se despliegan en batallones de a 12.

Albert Álvarez llega sobre las 3 y 10 al punto acordado por Baena. Detrás de él, con las gorras y camisetas de Élite despliega un ejército de 7.000 hombres. La mayoría van a caballo, pero también hay 12 taxis de la Ciudad Condal. La proporción independentista que marca por ley la Generalitat. Llevan dos cartucheras por taxista ,más un cinturón alrededor con una reserva de 300 cartuchos.

Las dos bandas reciben las primeras balas de las Remington en los ataúdes. Las diligencias se transforman en los célebres coches automáticos Uber que disparan a petición de las cámaras del radar. También lanzan obuses de 70 milímetros.

A la exhibición del Peseto recorriendo 600 metros descargando las 435 balas de su fusil semiautomático responde Albert Álvarez colándose valientemente debajo del primer coche mortuorio y lanzándole una granada que no sólo lo inutiliza. Además arden sus 4 soldados.

El Baena está en el flanco Sur. Jaume Sau dispara desde el altillo del prostíbulo. Las rameras arrojan macetas que son mortales para los trabajadores trajeados de los VTC. El Baena se la juega. Recorre 500 metros repartiendo estopa con su escopeta. Mata a más de 12 .Se planta delante de McKleing.”Basura explotadora”. El magnate le responde: ”Sabemos lo que hiciste en Arkansas”. Los tiros de sus secuaces le obligan a huir. Una bala le traspasa el homoplato.

Albert Álvarez manda desplegar a sus fuerzas delante de los soldados confederales. Comienza la gran embestida. Mientras tanto él y doce de sus hombres entran lateralmente rompiendo de esa forma el eje principal. Ese movimiento decanta la victoria de su lado. McKleing es capturado. Su rubia esposa es conducida al Set de Fake Taxi. El taxi también ha ganado la batalla de internet.