Estados Unidos vs Jim Morrison

Estados Unidos vs Jim Morrison

Uber vs taxi

Fueron rumores, casi una leyenda urbana, pero se confirma el paso por Barcelona de Jim Morrison, justo antes de marchar hacia París.

“Era Junio de 1971 en Barcelona .Al principio lo tomamos como un simple guiri. Venía con los tres taxistas. Se ponía a jugar al dominó como uno más. Se hinchaba a tomar Torres 10. Engullía copa tras copa y sobre las 11 no había quien lo aguantara. ”Era Miguel, un parroquiano del Bar La Campana, en la calle Renclusa de Hospitalet.

“Si quieres saber más ves aquí y preguntas por los taxistas. ”Miguel me rellenó un papel con una dirección.

Fue justo al lado del Cementerio Municipal, en los Bloques Onésimo Redondo donde encontré a los tres hermanos taxistas.

“Fue una historia bastante rocambolesca. A James lo encontré en las peores condiciones posibles. Eran las 3 de la madrugada y a esa hora la única posibilidad de trabajo estaba a la salida de bailes y discotecas. Y allí ,esperando que cayera algo en el Paralel, en el antiguo Studio 54. Un joven pretendía entrar. Se veía claramente que estaba borracho. Los dos armarios que regentaban la entrada no tuvieron inconveniente en empujarlo lo suficiente como para que cayera y se mojara ante la mirada atenta de los taxistas. Estos reaccionaron ayudándole a incorporarse, pues ya eran famosas las discotecas por esa radicalización en seleccionar la clientela. Un derecho de admisión sólo para ricos que acababa arruinando a las salas. No había tanto dinero como para rechazar a la inmensa mayoría de jóvenes en busca de ocio. Locales que seleccionaban y que por dentro estaban vacíos era la tónica de tanta inoperancia.”

Ese individuo, ebrio como casi siempre, no era otro que James Buster Douglas, el cantante de The Doors. Manuel habló con él y lo acercó al Hotel Princesa Sofía.

“You know me?.”
El taxista asintió. Aún durante los últimos años del franquismo entraban los primeros LP de un mundo ajeno a la oscuridad del régimen. En discos Castelló o la tienda de la calle Hospital de Gay Mercader se empezaba a poner al día lo que antes encontrabas únicamente en Andorra. Y el taxista reconoció la cara de la portada del Absoluty Live.

Así como hay datos contrastados de su visita a la Alhambra, nada se conoce de las andanzas del leader de The Doors en Barcelona. Antes del fatal desenlace en París, Morrison visitó Toulouse, Marrakech, Granada y Barcelona.

James Buster Douglas había leído el libro de Jean Genet, Diario de ladrón, donde rememora sus andanzas como trotamundos, carterista y prostituto por el barrio chino de Barcelona.

“Manuel aparcó el taxi en la montaña de Montjuic y bajó con Jim por la calle Conde del Asalto. Las prostitutas salían de sus rincones al ver la compostura del norteamericano. A su pantalón de cuero negro y la belleza de su rostro se unía el enorme respeto con que saludaba a las chicas de todas las edades que ofrecían sus cuerpos por auténtica miseria. El camino les llevó al Pastis, el local dedicado a su adorada Edith Piaf. Después entraron en la Bodega Bohemia de la calle Chester. Jim saludó a los viejos artistas, pero donde epató con su presencia fue en una plaza Real repleta de hippies y camellos.”

”Por la noche venía con nosotros a hacer la partida de dominó. A veces entre el Linares, el Menoti y el César se ponía con su Torres 10, gritando y arrojando las fichas con ruido apabullante, cómo hacía en los conciertos .Uno de aquellos días lo llevaron en un 1.430 a ver a Nino Bravo. Macarro y él saltaron la verja. Parecían dos tarados.”

Aquel affair entre el barrio y el cantante duró unos diez días. Durante ese tiempo se olvidó que estaba contra la Guerra de Vietnam mientras su padre era comandante en la Marina.

Aparecieron dos calaveras andantes: Su novia Pamela Courson y el camello Jean de Breutiell, un conde que se dedicó a vender droga pura, sin aditamentos, la más letal.
Al entrar en el bar La Campana le recordaron que ya no era un alcohólico como su padre. Era un jonkie con pocos días de vida. El Conde Jean de Breautiell no sólo le proporcionó la “last experience“ a Jimmy Hendrix, no paró hasta que hizo lo mismo con Janis Joplin y un reconvertido a poeta James Buster Douglas. Se acompañó de dos “femme fatale”: Marianne Faithfull y Pamela Courson, que consiguió heredar las posesiones de Jim durante los dos años que le sobrevivió.

Morrison recaló en Barcelona huyendo de la justicia estadounidense que lo quería encarcelar por los disturbios ocasionados en uno de sus conciertos. Le acusaron de escándalo público por mostrar sus genitales.

Encontró la comprensión entre los humildes habitantes de una dictadura que daba sus últimos estertores mientras EEUU bombardeaba Vietnam y Camboya.

“Jim se levanta de su tumba en el cementerio de Pere Lachaise. Vuelve a la vida cada vez que suenan los primeros acordes de “When the music is over”. Era la música que le ponían los taxistas del bar la Campana mientras le ayudaban a llegar al piso donde lo tenían de huésped durmiendo en un maltrecho sofá. Siempre recordaré la mirada de pena, el día que se lo llevaron“, nos recuerda Ramón, uno de los taxistas, hoy jubilado.