La insurrección del 29 de enero

La insurrección del 29 de enero

La insurrección del taxi el 29 de enero

Hoy, audiencia, toca bajar al barro. El programa “Te doy una canción” de Onda Latina se traslada al aeropuerto de Barcelona, donde el lumpenproletariado se la juega. El trabajo del taxi acoge por migajas a la clase más desfavorecida de la escalera social.

Salarios de 5 euros la hora durante horarios de más de 12 horas diarias y los sábados incluso más han explotado a unas personas que sólo valoramos en la enfermedad y la jarana porque ahí, sí, sólo ahí son de los nuestros, audiencia.

Es fácil ser un revolucionario cuando eres un funcionario, pero muy por debajo en esa sociedad clasista de la que formamos parte, abajo, audiencia, hay gente que empieza un día y sólo acaba al amanecer del día siguiente. Por ello este programa se desplaza hoy a Barcelona. Para ver in situ el despertar proletario desde su base más humilde. Pasamos el micrófono a Víctor Manuel, que tiene algo que comentar.

“Así es, Miguel Angel. Cuando le cantaba a mis abuelos lo que mi abuelo fue picador allá en la mina, los abuelos de mi mujer se choteaban con razón: Eran taxistas y ser minero era de señoritas. Por no hablar de esos payasos del circo que insultaban a los taxistas por sentirse superiores.”

“Así es, Víctor. Vamos a empezar, audiencia, con la canción que nos animará y nos concienciará. Creo que es un buen primer paso para comenzar un programa que hoy es especial porque estamos en el meollo, entre los diferentes estratos sociales, rodeados de pakistaníes, marroquíes, gente de todas las naciones y regiones de España. Ahí va “Power to the People“ de John Lennon.

Mientras la canción sonaba en la radio, Miguel Angel González veía llegar a dos cantautores como salidos del infierno.

El caminar despreocupado de Luis Eduardo Aute con esa barba de tres días contrastaba con las miradas incesantes de Víctor Jara. Y es que el chileno había sufrido una caída debido al mal estado de los lavabos de los taxistas. Víctor hizo un balanceo al encaramarse a la mesa de piedra junto al bar. Desde allí era visionado por todos los huelguistas congregados.

“Si asumimos que hay un instinto hacia la libertad también tenemos el deber de decir la verdad y exponer las mentiras. No vamos a pagar con esclavitud ni subordinación a un sistema ni justo ni legítimo dependiente del capital. Las conciencias que enterraron en ataúdes no las limpiarán toda la lluvia del sur.”

“Palabras por Puerto Montt” sonó ante el silencio contenido de los taxistas.

Mientras, Aute paseaba entre las ruinas de un bar que daba menús y hoy parece el pasado desolado de una película de Tarkovski. Faltaba el Stalker que le guiara entre unos lavabos putrefactos y un cúmulo de personas arrodillados rezando a algún Dios. Aute no temía a Dios porque había estado en un infierno que no era peor que la zona de espera de los taxistas en el aeropuerto de Barcelona.

“Aquí, incrustados en este desfile de trabajadores casi del inframundo, tras ver las instalaciones tercermundistas donde los taxistas deben de habitar en sus largas esperas. Aquí, repito, audiencia de este programa sin un minuto de publicidad comienza el desfile por las rondas de miles y miles de taxis. Con una sorpresa, parroquia, y no es otra que deciros que junto a nosotros se encuentra la sin par Tracy Chapman”.

Veamos mi inglés: «What are you doing here? Well, I think it’s my duty to know what was at the bottom of the real life of the workers here in Spain, you know, it’s not just the sun and the smile.”

En Onda Latina se oía cantar en directo a Tracy Chapman sobre la miseria tras los muros que separan blacks and whites.

“En esta Radio Libre sin un nano segundo de publicidad creamos una burbuja que os proteja de la inmundicia que hay por ahí y vamos a flotar con los genios de Liverpool.”

Mientras sonaba “Come Together” y “Revolution”, Miguel Angel le preparaba el micrófono a Luis Pastor que con altavoz desde la fila de taxis cantaba a continuación. Su canción “Vamos juntos” era el himno del lumpen-proletariado. Estaba claro que para gozar el mañana había que pelear el ahora. Con tú puedo y mi quiero vamos juntos compañeros marcaba el ritmo de Onda Latina que el servicio público tenía sintonizado.

A la altura del Centro Comercial La Maquinista se juntaron los taxis que venían de las dos rondas. Allí, desde el puente que conectaba Barcelona con Santa Coloma, unos enormes altavoces daban voz a la canción que había sido el símbolo de la lucha antifascista durante los últimos años. Un grupo de músicos polacos, donde l’Estaca había sido símbolo en la lucha contra el estalinismo, interpretaban la canción de Llach. Miles de personas habían dejado el centro comercial y abarrotaron el puente.

Miguel Angel González despedía a su querida audiencia mientras la lucha por la dignidad del trabajador seguía en las calles, en las carreteras, en las estaciones de tren y en los aeropuertos.

“Desde Onda Latina, hoy en Barcelona para toda España. Hemos venido a flotar con la música y a flipar con los amigos del Servicio Público del taxi.”