La visita de Soros
Peseto sentía un inmenso dolor. No era de Soros, del que esperaba una visita inminente, eran las indicaciones de su doctor sobre su actitud ante las dificultades para defecar desde que Mortadelo se mostrara como un perfecto incapaz para solventar cualquier problema relativo al taxi madrileño.
Soros llegaría al Adolfo Suárez Aeroport a las 3 y se arrojaría a felicitarle por su táctica de acoso y denuncia al Mesías del taxi. Esa táctica había inoculado el veneno en las venas de todos los taxistas españoles. Las dudas necesarias para poder interrumpir la lucha contra el colonialismo de las plataformas gig: tu serás mi esclavo en la tierra colonizada mientras desde Madison Avenue conectamos el wifi rodeados de scorts y cocaine al ritmo de JJCale.
Albert Álvarez no veía la manera de aflojar las manillas de esas cadenas. Encima tenía una máscara de hierro. La visita de Soros fue una sorpresa. Aquel tipo que había hecho caer la libra enfrentado al Gobierno inglés ahora se había convertido en el aliado de Uber. Su objetivo era involucrar maquiavélicamente a Élite Barcelona para eliminar a su mayor enemigo. La acusación recordaba a la película The Warriors dónde una banda es acusada en New York de un asesinato no cometido. Los canallas que perpetraron la acusación lograron convencer a todas las otras bandas que tendrían que detener el avance de los Warriors a un lugar seguro.
The Warriors es una película estadounidense basada en la novela homónima de Sol Yurick, inspirada ésta a su vez por la Anábasis de Jenofonte. En ella, una pandilla de la ciudad de Nueva York tiene que regresar a su territorio natal después de que son inculpados por el asesinato del respetado líder de una pandilla.
Es difícil no ver la similitud entre la situación creada por Nacho Castillo y el recuerdo de esta película que nos sorprendió por esa persecución por la ciudad de New York.
La desaparición de Albert Álvarez había desatado innumerables interrogantes sobre su paradero.
Eduardo Estrada comenzó a sospechar y a vincular su desaparición de un inminente ataque en las redes de Nacho Castillo. Fran Castro desarrolló sus vinculaciones con los servicios secretos a través de la princesa Leonor. No fue difícil ubicar el lugar de retención del líder de la revolución posterior a los claveles rojos de Portugal.
Así como Grandola, Vila Morena de Jose Alfonso fue la señal contra el fascismo, también la misma canción desde el lugar de retención avisó de su ubicación. Tal como Fontanet reconoció a posteriori: ”Una vez tuvimos una señal empezamos a calibrar el plan de respuesta. Convocatoria de Asamblea Extraordinaria. Plan de choque. Creamos los comandos.”
Los Warriors logran escapar de la policía y deciden regresar a Coney Island. Pero las bandas reciben por la radio la noticia de que los Warriors mataron a Cyrus y la orden de capturarlos para llevarlos ante los Riffs, con lo cual deja de regir la tregua para ellos y se complica el regreso de los Warriors a Coney Island.
En el camino se topan con varias pandillas que hacen difícil su regreso a Coney: primero los Turnbulls AC’s (‘Toros locos’) detectan a los Warriors e intentan atropellarlos con un autobús, pero los Warriors escapan y suben a un tren elevado, aprovechando un protocolo no declarado entre las pandillas que les prohíbe luchar entre sí en el metro.
En el viaje a Coney Island, el tren es detenido por un incendio en un edificio junto a las vías, dejando varados a los Warriors en Tremont, en el Bronx. Al salir a pie, se encuentran con un grupo de nivel inferior llamado los Orphans (‘Huérfanos’) que no fueron invitados a la reunión de Cyrus y que son sensibles y beligerantes por su bajo estatus en la jerarquía de pandillas de la ciudad. Swan hace las paces con el líder de los huérfanos, Sully, quien acepta dejar que los Warriors atraviesen su territorio ilesos. Superados en número y desarmados, Swan y los Warriors lanzan un cóctel molotov a un automóvil, lo hacen explotar y aprovechan la oportunidad para escapar a la estación de metro.
Cuando llegan a la estación 96th Street y Broadway en Manhattan, son perseguidos por la policía y separados. Tres de ellos, Vermin, Cochise y Rembrandt, se suben a un tren hacia Union Square, mientras que Fox, luchando con un oficial de policía, cae sobre las vías y es atropellado por un tren, mientras Mercy escapa.
Swan y los tres Warriors restantes, Ajax, Snow y Cowboy, son perseguidos por los Baseball Furies hasta Riverside Park, donde se produce una pelea en la que los Warriors logran burlar y derrotar a sus atacantes.
Al llegar a Union Square, Vermin, Cochise y Rembrandt son seducidos por una pandilla de mujeres llamada Lizzies y son invitados a su escondite. El trío logra escapar del posterior ataque de las Lizzies, y en el proceso se entera de que todos creen que asesinaron a Cyrus.
Se pelean con los punks que van en patines sobre ruedas y ganan, y Mercy demuestra que puede defenderse en el combate. Mientras tanto, un miembro de una pandilla diferente visita a los Riffs y les dice que vio a Luther disparar a Cyrus.
Los Warriors finalmente llegan a Coney Island al amanecer, solo para encontrar a Luther y los Rogues esperándolos. Cuando se le pregunta, Luther le dice a Swan que le disparó a Cyrus sin ningún motivo, solo por la emoción de hacerlo. Swan desafía a Luther a una pelea uno a uno, pero Luther saca un arma en su lugar. Swan esquiva su disparo y lanza un cuchillo en el antebrazo de Luther, desarmándolo. Los riffs llegan y apresan a los Rogues, tomándose un momento para reconocer el coraje y la habilidad de los Warriors. Luther grita de angustia cuando los Riffs lo atacan a él y a los otros Rogues, mientras los Warriors abandonan la escena.
El DJ de radio anuncia que la gran alerta ha sido cancelada y saluda a los Warriors con una canción, «In The City», de Joe Walsh. Swan, Mercy y el resto de la pandilla caminan por la playa, iluminados por el amanecer.
La traición del Peseto recordaba a la película mientras los hombres de Élite iniciaban el rescate trepando por las paredes.
Las fotos y grabaciones de las conversaciones que acompañaron al rescate fueron la prueba que incriminó a los conspiradores Soros, Mortadelo y Nacho Castillo. También se constató la vinculación entre estos hechos y los perpetrados en el Santiago Bernabéu. Y la relación entre el trencilla y Nacho Castillo, ambos familiares cercanos a Carmen Polo de Franco. Eso explica por qué el Peseto siempre lleva un collar costeado por el Gremio de Joyeros. Algunos afirman que fue Soros el que se lo regaló. Se gastó 200.000 euros para pedir su mano. Nacho Castillo le dará su respuesta en La Franja Roja. Se espera un sí entre anuncios de Seguros y talleres.