Tren con destino a la gloria: el fin de la economía gig (Taxi, Uber y otros)

Tren con destino a la gloria: el fin de la economía gig

El fin de la economía gig

Fue el Negro Billy el primero en agarrarse a la parte trasera de aquel maldito tren. Woody cargaba las dos guitarras. Corrió como pudo y lanzó sendos equipajes. Luego las cajas y los mástiles que sonaron como torcidos al machacarse contra un suelo repleto de material de importación.

El tren estaba atestado de trabajadores de Uber que acudían a la llamada, también había mucho rider subido al techo. Dejaban el trabajo esclavizador. Viajaban en trenes de mercancías. Predicaban el fin de la economía gig, el ser pagados por debajo del salario mínimo, la eterna disponibilidad y la ausencia de vacaciones pagadas. Visitaban nuevas ciudades. Hacían asambleas. Allí el Negro Billy cantaba su góspel y Woody Guthrie les hacía tararear “This land its your land” y “Train bound for glory“.

Al comienzo del 2043 el Gobierno a instancia de sus multinacionales “gig” declaró “indeseables” tanto a Woody como al Negro y mandaron orden de captura con recompensa de 60.000 dólares al que ofreciera sus cabezas en bandeja de plata.

Carolina del Sur respondió con un paro generalizado de sus empresas precarias. Pancartas enormes abogaban por la vuelta del taxi tradicional con tarifas controladas por el Estado.

20 Kilómetros antes de la llegada a la ciudad saltaron de los vagones todos los trabajadores en rebeldía. Hicieron correr la voz que la asamblea sería en el Rancho.

“No vamos a transitar esta vida muriendo como el sonido lejano de un silbato envuelto en la sombra. No vamos a ser un eco por miedo a haber existido“.

Eran las proclamas para una huelga que se convirtió en una huida masiva. La gente hacía suya la novela de Kerouac: ”Los vagabundos del Dharma” que abrazaba una vida sin nada antes que perder el tiempo en trabajar por la misericordia del salario del miedo.

Woody apenas rascaba las cuerdas mientras El Negro entonaba el Góspel que tanto cantó en la escuela de Detroit en los disturbios del 2.035 cuando eliminaron los días de descanso obligatorios. Allí a los 14 años nació su alma reivindicativa. Su canto entonces daba expresión a los problemas que todos temían afrontar por cobardía.

Iban llegando más y más almas calladas a la concentración. Muchos se unirían al viaje. Otros lo propagarían.

Luego Woody cantó “Train bound for glory”, la que pregonaba que subirse en ese tren requería cierta decencia. Guthrie era una especie de Jesucristo pidiendo una presencia altruista a sus apóstoles. Dejarlo todo, en realidad sin perder nada. Adiós definitivo a la economía gig, la aventura antes que la esclavitud. Después Woody Guthrie les recordó que desde California hasta Manhattan esa tierra era de todos.

El momento era nuevo como cuando las palabras no existían y había que señalar con el dedo. Era cuestión de despertarles el anima. Dejar la miseria alienante del trabajo-esclavo aunque no existiera aún un trabajo alternativo. Era el fin del condicionamiento inconsciente que nos aboca a la sumisión por miedo.

El Reverendo Thomas Payne carraspeó levemente para atraer la atención:

”En las leyes de la naturaleza podemos identificar a Dios y su influencia en la construcción del contrato social que ordena, a la vez que apacigua nuestra identidad salvaje, la que está dispuesta a pasar por encima de cualquier derecho ajeno a la mínima dignidad. Quizás algunos olvidaron las reglas que han evolucionado la vida de todos los seres humanos. La necesidad de un trabajo está vinculada a un salario digno para vivir. La vil propaganda estimula la confusión. Y se recorta el salario al tiempo que se fija la sumisión. Vuelta a la esclavitud. Se cuenta con medíos de comunicación, políticos sumisos y empresarios sin escrúpulos, además de juristas al mejor postor.”

El silencio era inmenso. Los caballos ya no trotaban. Los vagabundos del Dharma esperaban las palabras que les indicaran que hacer.

“Así como la teoría de la relatividad requería que el cosmos se moviera, nuestros derechos deben estimularse. Primero hubo la dejadez en EEUU que propagó la esclavitud al mundo entero. Durante años hubo innumerables ecuaciones que producían una solución estática inactiva sujeta al control estado-monopolio sujeta al mandato del capital. Esa nueva ecuación requería movimiento social continuo que la Asociación Élite estimuló allá en Barcelona, en la lejana España.”

Mientras tanto miles de trabajadores esclavizados a la economía gig subían a los trenes de mercancías y viajaban a lo largo del país como hobos en los años treinta.

Era la filosofía de Jack Kerouac en “On the Road”. Los vagabundos del Dharma. Los rastafaris de Marley que preferían vivir del fruto de los árboles antes que estar sometidos a una infame multinacional.