El difícil arte de circular en Barcelona

Las nuevas formas de. movilidad han convertido a nuestra amada ciudad en un atasco continuo

El difícil arte de circular en Barcelona

El difícil arte de circular en Barcelona

Donde quedó aquella ciudad que dentro de las grandes ciudades europeas era reconocida como un lugar donde la movilidad era ejemplar.

Hoy es una realidad que circular por la Ciudad Condal se ha convertido en una auténtica odisea. Una ciudad donde a los políticos se les ha llenado la boca de las palabras como Movilidad Sostenible, siendo una gran farsa para la población.

La peatonalización de arterias imprescindibles para una movilidad fluida, hacer coincidir en el tiempo obras faraónicas junto a las nuevas formas de movilidad, han convertido a nuestra amada ciudad en un atasco continuo.

Desde nuestra perspectiva sabemos la dificultad que entraña la movilidad en las ciudades, pero también observamos una falta de lógica en la toma de decisiones urbanísticas.

Los tiempos han cambiado, la tecnología ha traído consigo un gran cambio en el transporte de mercancías, ahora la gente compra desde casa y lo que antes era un camión descargando material en una tienda o almacén, ahora son miles de vehículos dejando paquetes en miles de direcciones.

Ante este gran cambio, las cabezas pensantes adoptaron la brillante idea de quitar paulatinamente zonas de carga y descarga, con lo que estos vehículos destinados al reparto lo hacen en doble fila. A esto le sumamos la perdida de carriles en beneficio de la bicicleta y patinetes y el resultado es que hay calles que quedan con un carril práctico para la circulación.

Está muy bien utilizar el transporte público, pedir a la gente que venga a Barcelona en Rodalies o autobuses, ¿pero dónde están los parkings disuasorios? ¿Dónde esta el buen funcionamiento de Rodalies?

Como siempre, primero creamos el problema y luego ya buscaremos soluciones.
Con todo esto nos encontramos con una ciudad colapsada donde ningún elemento de la movilidad está contento, ni taxis, ni autobuses, ni repartidores, ni usuarios particulares.

Como barcelonés me siento defraudado con la perdida de una de nuestras señas de identidad, que bonito sonaba cuando alguien que no era de Barcelona hablaba de lo bien que se circulaba.

Al final como alguien dijo, tendremos que movernos en burro para acceder rápido a los lugares de destino.

Y para finalizar un consejo: Cuando quieran hacer una transformación de alguna calle, barrio etc., hablen con la gente que usa esas vías o que viven en esos barrios, desde un despacho, un ordenador e imágenes en 3D todo es precioso, pero el resultado acaba siendo nefasto para nuestra ciudad.