Un tribunal de Nueva Zelanda falla que los conductores de Uber son empleados
En un fallo histórico, el Tribunal Laboral de Nueva Zelanda declaró a cuatro conductores de Uber como empleados de la empresa, allanando el camino para que otros países sigan el ejemplo y obliguen al gigante del transporte a tratar a sus conductores como empleados en lugar de autónomos.
La jueza principal del Tribunal Laboral, Christina Inglis, indicó en la sentencia que los cuatro conductores eran empleados de Uber durante los períodos en los que realizaban servicios de transporte.
Los conductores de Uber formaban parte de una demanda colectiva presentada en julio pasado en el país y tenían acuerdos por escrito con las distintas entidades en diferentes momentos entre agosto de 2016 y mayo de 2022.
“Todos los acuerdos escritos especificaban que las entidades no eran empleadores sino proveedores de la aplicación que conecta a los conductores a la plataforma digital y facilitadores de las interacciones en la plataforma”, se lee en el fallo.
La decisión en Nueva Zelanda se produjo después de que el Departamento de Trabajo de EE. UU. propusiera cambios radicales en la clasificación de los trabajadores temporales.
El Tribunal Laboral destacó la necesidad de adoptar un enfoque intencional para determinar el estatus de los conductores, teniendo en cuenta la legislación aplicable y su papel en la protección de los trabajadores vulnerables, la regulación del mercado laboral y la garantía del mantenimiento de estándares mínimos.
Asimismo, determinó que se ejercía un control significativo sobre los conductores de Uber de otras maneras, incluso a través de esquemas de incentivos que recompensan la consistencia y la calidad y el retiro de recompensas por incumplimiento de las pautas de Uber o por deslices en los niveles de calidad, medidos por las calificaciones de los usuarios.
“A los conductores se les restringió formar sus propias relaciones con los pasajeros u organizar conductores sustitutos para realizar servicios en su nombre”, observó la juez.
El tribunal determinó que, en realidad, Uber ejercía un control significativo sobre cada uno de los conductores.
Sostuvo que los conductores trabajaban para ese negocio; no fue simplemente un arreglo comercial; y no dirigían un negocio propio.
La sentencia puede tener un impacto potencial más amplio en otros conductores de Uber a nivel mundial.